Las entidades han elevado los criterios para aceptar las solicitudes de préstamos en medio de la crisis de precios, la nueva subida de tipos por parte del supervisor y la crisis de confianza que se ha desatado en los de los mercados hacia el sector bancario tras el colapso de Silicon Valley Bank y Credit Suisse. Por un lado, los bancos consultados admiten una caída en la demanda de crédito por parte de las empresas en inicio del año. Por otro, reconocen que de forma gradual se han endurecido las condiciones para acceder a la financiación. Aunque puntualizan que no obedece a una política por parte de las entidades de cerrar el grifo, sino a las condiciones macroeconómicas.
A mediados de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) ejecutó una nueva subida de tipos de interés de 0,5 puntos hasta el 3,5% para tratar de frenar la crisis de altos precios. Un entorno de tipos más altos encarece el precio del dinero y provoca que muchos clientes, en las condiciones actuales, no puedan acceder a la financiación. Los bancos están sometidos a una normativa que les obliga a conceder crédito responsable. Entre otras cuestiones, esto implica que en el momento de aceptar un préstamo la entidad tiene que realizar un examen para evaluar la solvencia de la compañía y estar segura de que los clientes pueden pagar las cuotas lo largo de la vida del crédito. Y dado que las condiciones macro son más exigentes tras la nueva subida de tipos, ese test también lo es.
«Con unos tipos más altos, el perfil de riesgo del cliente también aumenta. Se trata de un proceso casi automático. No es que se cierre el grifo del crédito, sino que las condiciones son más duras, pero a veces también influye la intensidad que se aplica a ese scoring financiero. De todas formas, no se ha producto un cambio radical, es un proceso de paulatina adaptación al entorno de tipos», explican fuentes bancarias.
Se da la circunstancia de que en las últimas semanas el BCE viene advirtiendo a los bancos, en las reuniones que mantiene habitualmente el supervisor con las entidades, adoptar un criterio de precaución con la concesión de crédito ante el temor una avalancha de impagos. Aunque en España los bancos todavía no han aflorado carteras morosas (el nivel medio de impagos del sector se situó en el 3,54% a cierre de 2022, que es la tasa más baja desde 2008), sí han incrementado las carteras en vigilancia especial, o stage 2, que es el paso previo para que un crédito se considere moroso.
«Con una subida de tipos se deteriora la capacidad de pago y repago de los clientes y el impacto que tiene en la mora es que repunta. El BCE quiere entidades más solventes y pide vigilar y tener cuidado con la concesión de crédito para no incurrir en la morosidad», detallan otras fuentes financieras. El propio BCE reconocía en su último informe trimestral sobre préstamos que los bancos españoles habían endurecido aún más las condiciones de crédito para las empresas durante el último trimestre de 2022 y que preveía unas condiciones todavía más duras para el inicio de 2023.
El supervisor elabora cada trimestre un informe basado en una encuesta a los bancos europeos en la que exponen su percepción sobre las condiciones del crédito a empresas, hipotecas y al consumo. En el caso de España, el 33% de las entidades constataron un endurecimiento adicional de las condiciones aplicadas a las empresas para acceder a la financiación. Se trata de un aumento adicional al 25% del trimestre anterior y un dato superior a la media europea, que se sitúa en el 26%.